Todos los seres humanos compartimos el mismo deseo de ser felices y no tener sufrimiento.
Hay dos tipos de felicidad según SS El Dalai Lama:
La felicidad de los sentidos, de la comodidad física o del placer.
Muy cara y no nos satisface completamente.
La felicidad basada en un contento mental más profundo.
Este contento, (Tib. chock shè) proviene de sentir que es suficiente con tener suficiente. Es una sensación sana de satisfacción que nos convierte en personas sencillas y felices. Es estar agradecidos con lo que tenemos y no tanto pensar en todo lo que nos falta.
El exceso de deseos que padece nuestra sociedad es el origen de mucho de nuestro sufrimiento. ¿Realmente necesitamos todas las cosas que tenemos? Incluso a nivel ecologista, gran parte del daño provocado a nuestro planeta proviene de este desear en exceso (ej. deforestación, calentamiento global, contaminación ambiental, exceso de residuos, etc…).
Buscar la felicidad fuera de nosotros mismos nos deja sin control sobre ésta, pues este tipo de felicidad depende de causas y condiciones externas siempre cambiantes. La “felicidad” que se basa en lo externo suele durar poco y es muy inestable.
Si invertimos todo nuestro tiempo y esfuerzo en perseguir la felicidad externa, esto no dejará espacio alguno a la búsqueda de la auténtica felicidad, la felicidad interna.
Debemos llevar esta actitud de “es suficiente con tener suficiente” a todos los aspectos de nuestra vida: a la cantidad de deseos que tenemos, a la cantidad de cosas que compramos e incluso, a nivel mental, a la cantidad de pensamientos y emociones que atesoramos.