Estos hallazgos parecen mostrar que entrenar la mente puede tener un impacto enormemente significativo sobre la función del cerebro. Parece ser que las tendencias emocionales pueden cambiarse y que las tendencias destructivas pueden disminuirse. Recientemente se ha demostrado que el cerebro tiene la capacidad de cambiar su estructura y función fortaleciendo y expandiendo los circuitos que se utilizan frecuentemente, y debilitando y reduciendo de tamaño aquellos que rara vez se ponen en funcionamiento. Esta flexibilidad en el cerebro se denomina neuroplasticidad.
La neuroplasticidad fue documentada anteriormente al estudiar a músicos profesionales. Esta investigación mostró cambios en el cerebro que se relacionan con movimientos repetitivos de los dedos. Recientemente, en universidades en los Estados Unidos, se han llevado a cabo pruebas semejantes en practicantes experimentados de meditación que habían acumulado hasta cuarenta mil horas de práctica de meditación. Estas pruebas incluían diferentes clases de prácticas de meditación y mostraron una asombrosa gama de resultados.
Algunos resultados
Un alto nivel de actividad en las partes del cerebro que ayudan a formar emociones positivas, tales como: la felicidad, el entusiasmo, la alegría y el auto-control.
Una disminución del nivel de actividad en las partes del cerebro relacionadas con las emociones negativas como la depresión, el egocentrismo y la carencia de felicidad o satisfacción.
Un apaciguamiento de la parte del cerebro que actúa como elemento desencadenante del miedo y la ira.
La capacidad para alcanzar un estado de paz interior, incluso al afrontar circunstancias extremadamente perturbadoras.
Una capacidad poco común de empatía hacia otras personas y sintonía con sus emociones.
Es interesante observar que cuando los practicantes meditaban acerca de la compasión, se activaban las zonas del cerebro responsables de la acción planificada, como si se prepararan y se alistaran para ir en ayuda de aquellos que están sufriendo.