El principe Siddhartha fue educado junto con los niños de las demás familias nobles. Destacó en todos sus estudios, incluyendo lenguas y matemáticas. En las competiciones de fuerza y habilidades brilló por encima de sus compañeros en el tiro al arco y otros deportes (parte inferior del tanka). Era alto, fuerte y apuesto, y todo el mundo le apreciaba por sus buenos modales y amabilidad. El rey ofreció a su hijo Siddhartha todos los lujos de la realeza, para que su hijo pudiera estar satisfecho con la vida mundana y así seguir el camino de su padre. Hizo construir tres palacios para él, uno para cada estación del año, y estaba rodeado de bellísimos jardines y parques, música y atractivos acompañantes.
3. El surgimiento de la renuncia y las prácticas ascéticas
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