1. Permaneciendo en el estado de la no-distracción
Cuando estas permaneciendo en un estado que puede ser descrito libremente como el centro de la conciencia, no hay distracción; pero no te estás enfocando necesariamente en un objeto tal como un pensamiento, una sensación o la respiración.
Eres todavía sensible a lo que está pasando, pero nada te afecta, tu mente que juzga está calmada. Estás muy presente pero completamente relajado y espacioso.
2. Trae tu mente a casa
Hay dos enfoques en la meditación: el enfoque más gradual, que se ayuda de un método y el enfoque de sabiduría o enfoque directo, donde llegas inmediatamente a casa, a tu verdadera naturaleza. La instrucción directa es ésta:
chu ma nyok na dang, sem ma chö na dé
Tal y como el agua, si no la mueves, se volverá clara,
de la misma manera, la mente que se deja sin alterar encontrará la verdadera paz.
Ma chöpa, significa ‘inalterada’, completamente natural, sin ninguna fabricación, manipulación o artificio.
Normalmente, no dejamos a nuestra mente ser; siempre la manipulamos a través de pensar demasiado. De hecho, la causa raíz de todos nuestros problemas es este hábito de pensar en exceso.
Cuando dejas tu mente inalterada, todos tus pensamientos y emociones se asentarán en una gran paz natural; un estado de sosiego y felicidad sin condiciones.
No trates de ser pacífico. Tan solo sé.
Uno de los grandes maestros de meditación llamado Longchenpa, dijo:
No alteres, no alteres, no alteres esta mente nuestra
No te aferres, no te aferres, no te aferres a esta mente nuestra.
Altera y altera y solo removerás las turbias profundidades de la mente.
Y una mente que se altera oscurecerá su propia naturaleza.
La clave es: ni alterar la mente, ni aferrase a la mente. Cualesquiera pensamientos que surjan, deja los surgimientos en los surgimientos, sin tocar nada.
Tareas para casa
Cada vez que te acuerdes en tu jornada, dedica unos instantes para evocar la experiencia del ejemplo del vaso de agua.